En el siglo xv, el Estado inkaico anexó un territorio que abarcaba desde Arica hasta las proximidades de Rancagua. Su objetivo primordial era explotar las riquezas mineras, para lo cual organizó complejos agro-mineros en diversas regiones. Con la producción de los poblados agrícolas locales, alimentaba a quienes extraían minerales a gran escala. La religión, la lengua quechua, el camino inka y los tambos fueron sus principales instrumentos de dominación.