Durante la Colonia, los jefes étnicos aymaras (mallkus o jilakatas) llevaban como símbolo de mando un bastón otorgado en nombre del Rey de España, que los identificaba como autoridades principales dentro de su comunidad. Confeccionados en madera de chonta y con argollas de plata, estos objetos eran sumamente venerados. Para consagrar su poder y asegurar su eficacia como símbolos, los llamaban santurei (Santo Rey) y los guardaban en un escogido lugar de la iglesia vecina. El santurei aún se utiliza en ciertas zonas de los Andes.