Esta pieza textil integró la ofrenda funeraria de un individuo sepultado hace más de 2000 años en un cementerio del río Loa. Tejido con lana de llama, el tapiz muestra un rostro humano con rasgos felinos y apéndices radiales. Esta imagen fue muy común en el arte de Pucara y Chiripa, dos sociedades del lago Titicaca de gran influencia en el norte de Chile. Su similitud con los actuales paños ceremoniales aymaras, sugiere que su dueño lo usó como envoltorio, mantel o “altar” para actividades rituales.