Hacia 300 d.C., un pueblo de horticultores y recolectores llamado Pitrén creó las primeras cerámicas del sur de Chile. Más tarde, entre los ríos Biobío y Toltén, los agricultores El Vergel, confeccionaron una cerámica decorada con figuras geométricas en rojo sobre blanco. Este estilo se generalizó con la llegada de los españoles, adoptando formas europeas y pasando a conocerse como Valdivia. Sus herederos mapuches aún mantienen las antiguas formas y tecnologías de esos antecesores.