Durante la prehistoria, brindar con bebidas alcohólicas fue tan propio de las ceremonias andinas como lo es hoy. La calidad del recipiente en que se bebía, indicaba la posición social de la persona. La nobleza tomaba chicha en vasos de plata y oro, mientras que la gente de menor nivel lo hacía en vasos de madera, cerámica o cestería. Como indicadores de estatus social, estos vasos chicheros acompañaban a su dueño hasta la sepultura.