Estas bolsas y paños se encuentran como ofrendas en los cementerios prehispánicos. Algunas contienen enseres domésticos, hojas de coca o productos agrícolas. Son textiles de uso ritual y ceremonial, al igual que las bolsas-chuspas y los manteles o taris de los actuales aymaras, revelando una tradición textil de al menos 1500 años. Estos objetos, su estilo y sus técnicas de manufactura, comunicaban la identidad y las creencias religiosas de sus creadores y portadores.